Carlos Arroyo
Missing twice.
Hay una cita famosa que siempre me ha gustado que dice que "la excelencia no es un acto sino un hábito". Me gusta porque encapsula muy bien la idea de que por lo general premiamos la excelencia en tanto que se manifieste como una acción, un momento muy preciso. Las olimpiadas pueden ser un buen ejemplo de esto.
Le medalla de oro se la lleva quien ese día en particular se desempeñó mejor en la disciplina correspondiente. Sin embargo, algo que no se enfatiza lo suficiente es que ese medallista no es un genio fenómeno portento superdotado, aunque nos guste pensar que así es. Alcanzar esos niveles de rendimiento es algo mucho más relacionado con el trabajo que se le invierte y mucho menos con lo que uno ya trae de nacimiento.
Por supuesto que hay ciertos factores genéticos y ambientales que pudieran favorecer el desarrollo de ciertas habilidades a niveles de excelencia nunca antes vistos. Pero a lo que voy es que dicha excelencia no es gratuita, se paga con una gran cantidad de esfuerzo, sudor, sacrificios, lágrimas y disciplina. Claro está, esto tampoco es ningún secreto.

Desde hace algunos años me ha interesado aprender diferentes formas de mantenerme en el camino de mis metas. Esto es algo con lo que he batallado mucho, y sé que muchas personas se identifican con esa situación: empezar emocionadísimos un proyecto, encontrar obstáculos de aprendizaje, o técnicos, o de habilidad, o logísticos y de repente, ese proyecto queda en el olvido.
Una regla muy sencilla que puede convertirse en filosofía de vida también es: Don't miss twice. No falles dos veces. He adoptado esta frase para casi todo lo que me propongo hacer y tiene un poder bastante interesante. Es una realidad que en algún momento, por alguna razón, le fallaremos a nuestro proyecto. Algo saldrá mal, algo no va a funcionar, se nos va a pasar la fecha de publicación, etcétera. Cuando esto inevitablemente suceda, la única forma de evitar que esta falla se convierta en más que una ligera decepción, es no permitirnos fallar en la siguiente. Esto está muy relacionado con otra idea que me encanta - mucho más relacionada con la meditación: comienza de nuevo, nada más.
Posiblemente ésta última idea sea la red de rescate que necesitamos cuando fallemos una segunda y una tercera vez a eso que nos importa mejorar. Si fallas una vez, no falles dos veces. Si fallas dos (o más) veces, simplemente comienza de nuevo. La excelencia no es el acto de llegar, es el hábito de transitar el camino y aprender de él.